Autismo: Una condición, no una tragedia

Autora:

Carmen Rosa Vásquez Aparicio

Autismo: Una condición, no una tragedia

Las recientes declaraciones de Robert F. Kennedy Jr., secretario de Salud de Estados Unidos, sobre el autismo han generado preocupación en la comunidad médica, científica y en las familias que conviven con esta condición. Sus afirmaciones no solo carecen de sustento científico, sino que también refuerzan mitos dañinos que profundizan la estigmatización y discriminación hacia las personas autistas.

Kennedy Jr. ha insistido en que “sabemos que es una exposición ambiental, tiene que serlo”. Esta afirmación es errónea y desconectada de los avances actuales en neurociencia. El Trastorno del Espectro Autista (TEA) no es una enfermedad, mucho menos una epidemia. Es una condición del neurodesarrollo con una base genética compleja, y hasta la fecha no existe evidencia científica que respalde una causa ambiental definitiva.

El aparente aumento de diagnósticos de TEA en los últimos años responde principalmente a una mayor conciencia social, avances en investigación y mejoras en los criterios diagnósticos que permiten identificar la condición de manera más temprana y precisa.

Más preocupante aún, Kennedy Jr. afirmó que “el autismo está destruyendo a las familias y está destruyendo al mayor recurso que son los niños, necesitamos ponerle fin”. Esta visión, además de ser profundamente desinformada, es ofensiva. El autismo no destruye familias. Lo que sí representa un reto para ellas son las barreras estructurales y sociales: la inaccesibilidad a servicios, la falta de cobertura en salud, los altos costos de terapias, la escasa capacitación del personal educativo, y la discriminación persistente.

Lo que destruye a las familias no es el autismo, sino el sistema que no les brinda apoyo.

Kennedy Jr. también declaró que los niños con autismo “nunca trabajarán, nunca encontrarán el amor, ni podrán escribir un poema, ni jugar béisbol, y muchos ni siquiera podrán usar un baño sin ayuda”. Estas palabras, cargadas de ignorancia, contradicen la realidad. En todo el mundo existen personas autistas que son científicos, artistas, deportistas, escritores, ingenieros y profesionales en diversas áreas. Con los apoyos adecuados, amor y comprensión, las personas con autismo pueden desarrollar su máximo potencial.

El espectro es amplio y cada persona tiene diferentes niveles de apoyo. Generalizar es ignorar la riqueza y diversidad de las experiencias autistas.

Lo que el autismo realmente necesita:
  • Protección legal y respeto por los derechos humanos.
  • Sistemas educativos que reconozcan la neurodiversidad y se adapten a ella.
  • Eliminación de mitos, estigmas y teorías conspirativas que solo desinforman.
  • Reconocimiento del valor y aportes de las personas neurodivergentes a la sociedad.
  • Luchar por la inclusión, no por la eliminación.

 
Necesitamos cambiar el enfoque: dejar de ver el autismo como algo que debe ser «erradicado» y comenzar a trabajar por una sociedad que abrace la diversidad, fomente el respeto y garantice igualdad de oportunidades.

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Autora:

Carmen Rosa Vásquez Aparicio