Diagnosticar el autismo en niñas puede ser un desafío complejo debido a la naturaleza heterogénea de este trastorno del espectro autista (TEA).
A menudo, las niñas presentan síntomas y comportamientos menos estereotipados y más sutiles en comparación con los niños, lo que dificulta su detección temprana.
Las niñas con autismo suelen aprender a imitar y camuflar mejor sus diferencias sociales, lo que puede hacer que sus dificultades en la interacción social pasen desapercibidas. Además, pueden desarrollar intereses especiales más convencionales, lo que también puede enmascarar su diagnóstico.
Los profesionales de la salud y la educación a menudo se basan en pautas de diagnóstico tradicionales que se centran en los síntomas más comunes en niños, lo que resulta en que muchas niñas pasen desapercibidas.
Es fundamental aumentar la conciencia sobre las presentaciones atípicas del autismo en niñas y promover una evaluación más completa y personalizada que tenga en cuenta las diferencias de género.
Diagnosticar el autismo en niñas es esencial para garantizar que reciban el apoyo y los recursos necesarios desde una edad temprana, permitiéndoles alcanzar su máximo potencial y mejorar su calidad de vida.